Un trato con el rey de los elfos-Elise Kova


Un trato con el rey de los elfos 
Elise Kova

Sinopsis

Hace tres mil años, los humanos eran cazados por poderosas razas poseedoras de una magia salvaje, hasta que se hizo un pacto; ahora, y desde hace siglos, los elfos toman a una joven del pueblo de Luella para convertirla en su Reina Humana.

Ser "la elegida" es interpretado como una sentencia de muerte por la gente del pueblo. Una marca de la que Luella, de diecinueve años, está agradecida de haber escapado en su infancia. En cambio, ha dedicado su vida a estudiar herbología con el objetivo de convertirse en la única curandera del pueblo. Hasta que el Rey Elfo llega inesperadamente a buscarla.

Todo cuanto Luella pensaba que sabía sobre su vida y sobre sí misma era, en realidad, una mentira. Llevada a una tierra rebosante de magia salvaje, se ve obligada a ser la nueva reina de un Rey Elfo frío pero tremendamente atractivo. Una vez allí, aprende sobre un mundo agonizante que solo ella puede salvar.

La tierra mágica de Midscape tira de una parte de su corazón, su hogar y su gente tira de otra... pero lo que realmente la puede destruir es una pasión que nunca quiso.

Crítica

Las historias de antaño resuenan en el alma humana a través del tiempo, como las ramas de un viejo olivo que, aunque ya no ofrezca frutos en su superficie, sigue vivo en nuestra memoria y nos brinda otro tipo de experiencias, menos tangibles pero igualmente enriquecedoras. La novela fantástica actual se nutre de las fuentes primigenias del mito de Perséfone y Hades, buscando, al igual que los relatos de épocas remotas, dar explicación a un sentimiento ancestral.

Elise Kova, en su libro "Un trato con el rey de los elfos", nos invita a revisitar una historia tan antigua como el mundo, pero aderezada con los elementos modernos y fantásticos propios de una historia de amor contemporánea. Esto se traduce en las consabidas escenas subidas de tono características de los libros para adolescentes, pero también en el equilibrio justo para disfrutar de una relación que va más allá de los escarceos amorosos: una relación más humana, con sentimientos más cercanos a la realidad que muchas de sus lectoras pueden experimentar y, en cierto modo, más apegada al deber ser.

La construcción de los personajes principales, Luella y Eldas, se presenta inicialmente como algo trillado, sujeto y estancado en este tipo de literatura, donde la protagonista tiene los tintes de joven rebelde e independiente y el hombre, el de líder natural, frío y calculador. Hasta ahí, todo muy parecido a esas novelas ligeras que, siendo sincera, me generan cierto repelús y crean una barrera abismal en mi haber. Sin embargo, a medida que avanzan las páginas, podemos apreciar un crecimiento en los personajes, donde su vulnerabilidad los hace más cercanos al lector.

Me complace encontrar libros donde el personaje masculino principal no sea el hombre invencible de todas las historias, frío y antipático, y en el caso de las mujeres, aquellas cuyo rol de joven rebelde no se les sube a la cabeza. En el caso de Luella y Eldas, existen rasgos que sí, son típicos de las novelas adolescentes, pero también está esa dicotomía que los hace disfrutables y, al mismo tiempo, más fáciles de imaginar como personas de carne y hueso.

El mundo en el que se desarrolla la obra es más un reflejo de lo que fue el cuento mitológico griego, aunque con algunas añadiduras por parte de la autora que, en realidad, le dan su encanto y permiten que la historia fluya con mayor naturalidad. Esto se evidencia en la introducción de personajes a los que a la larga vamos a tomar cariño, como Willow y Rinni, que si bien chocan con los estándares inculcados por las películas de "El Señor de los Anillos", nos invitan a aceptar que la variedad en las razas también es plausible.

En cuanto a la forma de narrar de la autora, hay algunos apartados, y no sé si fue por parte de la traducción virtual, porque este libro es uno de los pocos que no me leo en físico, que tienen un apego un tanto cómico con algunas palabras, como "gravilla": "Eldas tenía gravilla en la garganta". A ver, no me lo tomen a mal, pero no es lógico anatómicamente hablando, así como algunos gestos propios que se le añaden al papel masculino, como el continuo "kabe-don" o acorralamiento en la pared del personaje femenino para mostrarlo en algunas ocasiones intimidante o interesante, pero bueno... se entiende cuando se revisa publicitariamente a qué público va dirigido el libro.

Otro punto a resaltar, y quizá también por ello las cuatro estrellas, es el lenguaje y la forma de describir hasta el más mínimo sentido los movimientos, vestidos, etc. de los personajes. Hay un apartado donde Luella describe el olor de Eldas y lo describe como algo musgoso o agua de lluvia; a esto se le llama petricor. Si no conocemos las palabras, podemos buscarlas, pero no alarguemos el argumento o la descripción para no volvernos pesados, porque sí, en algunos fragmentos se hace pesado saber que Eldas lleva trencitas y el cabello largo, y toda la parafernalia. Las lectoras también lo podemos imaginar, y es un rasgo particular de las escritoras querernos allanar el camino, pero vale, se entiende el punto y se le agradece a la escritora, pero está de más que lo haga costumbre.

A pesar de lo dicho anteriormente, la novela tiene también su magia y es que logra inmiscuirnos en una relación sencilla que pasa del deber que une a ambos personajes, aunque no lo reconozcan en sí, a pasar a un querer a través de la herbolaria, y ojo porque me pareció muy ganador ese hilo conductor que construye la escritora alrededor de los viejos diarios de las reinas pasadas y la planta de radícula corazón, así como su conexión con el vano y la magia propia del rey de los elfos.

El final del libro, si bien para algunos puede ser apresurado, me pareció uno de los elementos a destacar, porque mezcla ese difícil aparejo entre sentimientos de realización y crecimiento, en donde por primera vez en un libro como estos veo algún visillo de dar a entender algo al lector y es que si bien esta bien amar las cosas también hay tiempo de dejarlas ir y crecer, no por imposición o deber, sino por el deseo de hacerlas. Ese es quizá el mensaje más precioso que puede dejar un libro más allá de los consabidos besuqueos y demás tentempiés que aparezcan narrados en la novela, por lo que sí, me ha dejado cierto amor por una escritora que espero volver a leer y encontrar más cosas buenas, que en realidad están haciendo falta hoy en día en este tipo de novelas, porque reitero, encontrar personajes que se comprometan uno con el otro y se intenten entender más allá del show fastuoso del sexo literario es bastante difícil de encontrar y eso, eso es quizá lo que me gustaría resaltar más allá de lo que pueda carecer esta obra.



Apartados 

Hay solo dos razones por las que los elfos vienen a nuestro mundo: guerra o esposas. En los dos casos, vienen a causar muertes. Vienen hoy.

Luke lleva un atuendo más tradicional del que suele utilizar como Custodio del Vano. Sus pantalones oscuros están recién planchados y su vistosa túnica azul no tiene ni rastro de suciedad. Los Custodios del Vano vigilan y cuidan del templo y del bosque al borde del pueblo, al pie de la gran montaña. Ellos son quienes suelen tratar con los elfos y evitan que los habitantes de Capton crucen por accidente el Vano, la barrera que separa nuestro mundo de la tierra de los elfos y la magia salvaje.

Una cosa que aprenderás pronto es que el nombre de la reina enseguida desaparece de la boca de la gente. Quien sea que se marche será olvidada, como si nunca hubiese formado parte de este pueblo. Se convertirá en la Reina Humana para las leyendas y nada más.

-El rostro del Rey de los Elfos, etéreo, apuesto, joven, duro como un diamante, es tan bello como aterrador. Es como una flor venenosa: deslumbrante y letal. Este, pienso cuando sus ojos centellean de un azul aún más brillante, es el rostro de la muerte.

-No puedo juzgar esta vida hasta haber intentado vivirla. Con suerte, me sorprenderá. Y si no lo hace… solo tengo que recordar que mi presencia aquí ha puesto fin a la Debilidad en Capton y ha garantizado otros cien años de paz.

-La tierra tiene sed y yo soy la lluvia. Las bestias tienen hambre y mi carne es su alimento.

-Saraphina. —La palabra me la susurra una voz familiar. No, no es una palabra. Es un nombre. Es mi nombre. No sé cómo lo sé, pero nada ha resonado jamás con más certeza—. Saraphina —repite la voz, y se hunde en lo más profundo de mi alma—. Calma. Calma.

-Seré el capullo que brota de la roca gris de este lugar. Seré la flor que se abre a pesar de la sombra de su rey.

-Hook ladea la cabeza en dirección a Rinni. Sus ojos dicen «acaríciame», pero con su largo hocico lleno de dientes afilados como cuchillas afirma «ponme a prueba». Solo ha pasado un día, pero creo que encontrar a Hook ha sido una de las mejores cosas que he podido hacer. Es como si estuviésemos destinados a estar juntos desde el principio.

-Abro la puerta y encuentro a Eldas en mi sofá, la nariz enterrada en un libro; con una mano, rasca distraído la barriga de Hook. El lobo está despanzurrado en el suelo a su lado, con la lengua colgando por un lado de la boca. —Menudo perro guardián estás hecho.

-La preocupación retuerce los corazones de los hombres para convertirlos en algo irreconocible.

-Soy como una plaga para la tierra. La muerte se extiende a mi alrededor a medida que el poder es consumido y absorbido directamente de sus entrañas. Equilibrio, todo requiere equilibrio.

-Es la misma sensación que tiene un niño cuando termina el verano, la misma sensación que sentí cuando contemplé mi antigua habitación. Duele por lo feliz que he sido aquí, aunque sé que ya no puedo serlo.




Comentarios

Entradas populares