Gótico - Silvia Moreno - Garcia

 

Gótico | Silvia Moreno Garcia 

Sinopsis

Tras recibir una carta desesperada de su prima recién casada, Noemí Taboada se dirige a High Place, una casa perdida en una región agreste de México, sin saber muy bien qué se encontrará.

Noemí es lo más alejado a lo que podría esperarse de una salvadora; es una sofisticada joven de la alta sociedad más preparada para asistir a fiestas elegantes que para hacer de detective aficionada. Pero también es una mujer dura, inteligente y valiente. No teme al nuevo marido inglés de su prima, un extraño que resulta ser tan amenazador como atrayente,  ni a su padre, el patriarca que parece sentir fascinación por Noemí, ni siquiera a la propia casa, que empieza a invadir sus sueños con visiones de sangre y destrucción.

El único aliado que encuentra en este inhóspito lugar es el hijo menor de la familia. Pero también él oculta algo.Porque las paredes de High Place guardan numerosos secretos, como descubre Noemí cuando comienza a desenterrar episodios pasados de violencia y locura.

Fascinada por este mundo terrorífico y a la vez seductor, Noemí  pronto descubrirá que tal vez sea imposible salvar a su prima... incluso escapar de esa enigmática casa.

Crítica 

Silvia Moreno-García ha sabido conquistar a sus lectores con una escritura rica en atmósferas y detalles, y en Gótico (publicado en 2020) no es diferente. Este thriller gótico, ambientado en el México de los años 50, promete una historia intrigante de misterio, obsesión y secretos familiares. Si bien la novela presenta elementos fascinantes, no logra sostener su potencial a lo largo de la trama, ya que su ritmo lento y el personaje principal hacen de la lectura algo complejo; pero vayamos por partes, como diría Jack el Destripador:

Comencemos por las partes positivas. La autora realiza un gran trabajo en la creación del entorno; tanto es así que consigue una atmósfera envolvente y opresiva. La mansión de los Doyle, el pueblo aislado y el paisaje sombrío son el escenario perfecto para una historia de terror psicológico. La descripción de la casa, con sus oscuros pasillos y secretos mal guardados, realmente te transporta a otro mundo, creando una experiencia casi inmersiva.

Ahora bien, los subtemas que se relatan sutilmente a lo largo de la historia —como la opresión de la mujer en la sociedad de la época, el control psicológico y las dinámicas de poder— le dan profundidad a la trama. No se limita solo a ser un relato de horror, sino que también funciona como una reflexión sobre el abuso y la manipulación.

Otro punto a favor es el uso de la casa como un personaje más, del cual se desprenden los horrores de la historia. Aunque este recurso es muy representativo del género, su incorporación bien llevada, como en este caso, resulta un gran acierto; sin embargo, hay algunas partes que no lo han sido tanto: 

Uno de los principales puntos débiles es el ritmo. A pesar de su prometedora premisa, la historia tarda bastante en desarrollarse, especialmente en la primera mitad del libro. La autora dedica mucho tiempo a construir la atmósfera y las relaciones entre los personajes, lo que hace que los momentos más tensos tarden en llegar. El giro final, aunque impactante, no sorprende y parece más un desenlace apresurado y descuidado que deja a los lectores con un cierre a las carreras, lo que deja un mal sabor de boca.

En cuanto al personaje principal, Noemí Taboada, genera una sensación de distanciamiento a lo largo de toda la novela. Aunque es una joven inteligente y decidida, en ocasiones parece carecer de la profundidad necesaria para sostener una historia de este calibre. Su actitud, en ciertos momentos, parece más propia de una joven curiosa o quizás caprichosa que se ve arrastrada por los sucesos, pero no siempre resulta convincente como heroína capaz de enfrentar los horrores que la rodean. Además, su evolución no se siente tan fluida, como si las decisiones y cambios en su comportamiento estuvieran más forzados por las circunstancias que por un desarrollo orgánico de su carácter.

Otro punto a destacar es que a pesar de contar con un contexto de la época bien dibujado,  y se nota que la autora se ha tomado su tiempo para desarrollar las dinámicas sociales y culturales de la posguerra en México, los personajes secundarios no alcanzan la misma complejidad. Muchos de los habitantes de High Place parecen meros vehículos para el avance del misterio y el horror, sin llegar a tener la profundidad necesaria para que su presencia en la historia se sienta realmente significativa. Incluso aquellos involucrados directamente en el desenlace no terminan de generar un impacto duradero, y la falta de motivaciones claras para sus comportamientos debilita un poco la tensión que se pretende generar.

Además, el misterio central de la historia, aunque tiene giros interesantes y elementos inquietantes, no termina siendo tan impredecible como prometía al principio. Desde un inicio, se nos dan ciertos indicios que, aunque sutiles, nos llevan a intuir gran parte de lo que sucede dentro de la mansión. Esto puede restar el impacto final de la revelación, que se siente más como una consecuencia inevitable que como una sorpresa verdaderamente aterradora. A pesar de la atmósfera tan densa y la tensión que logra generar la autora, el "susto" no termina de llegar con la fuerza que esperábamos.

En conclusión, Gótico es una novela que, a pesar de sus fallos en cuanto al ritmo y algunos personajes, logra destacar en varios aspectos clave, como la atmósfera envolvente, la construcción de la mansión como un personaje y su tratamiento de temas profundos como el abuso psicológico y las dinámicas de poder. Si bien no logra mantener la tensión de manera constante y su desenlace deja algo que desear, sigue siendo una lectura recomendable para los amantes del horror gótico que busquen algo con un toque cultural y psicológico. La autora sigue demostrando que tiene el talento para crear mundos complejos y personajes fascinantes, aunque en esta ocasión la historia no explota todo su potencial.




Frases 

-[53] Atravesaron una senda sombría, con los árboles tan apretados entre sí que apenas pasaba un jirón de luz a través de las ramas. Noemí podía imaginar aquel mismo cementerio en el pasado, en una hacienda más cuidada, con arbustos recortados y mantos de flores. Ahora, en cambio, todo el lugar era pasto de rastrojos y hierbas crecidas. La vegetación amenazaba con devorarlo todo. Las lápidas estaban cubiertas de mojo. Junto a las tumbas brotaban hongos. Era la viva imagen de la melancolía. Hasta los árboles tenían un aspecto lúgubre, aunque Noemí no alcanzaba a concretar la razón de esa impresión.

-[73] ... Quería gustar a la gente. Quizá eso explicaba las interminables fiestas, la risa cristalina, el pelo bien peinado, la sonrisa ensayada. Noemí pensaba que los hombres como su padre podían ser muy duros, mientras que los hombres como Virgil, podían ser fríos. Sin embargo, una mujer que no gusta era considerada poco menos que una ramera, y había poco que una ramera pudiese hacer en la vida: todas las puertas se le cerraban.

-[87] Tenía una amiga que siempre juraba en nombre de Jung, pero la verdad era que jamás había llegado a entender toda aquella historia de que los sueños eran en sí las personas que los soñaban. Tampoco se había interesado nunca por la interpretación de los sueños. En aquel momento,  recordó una cita en concreto de Jung: cada persona proyecta una sombra.

-[95] Nuestros cuerpos esconden muchos misterios y cuentan muchas historias sin pronunciar palabra alguna, ¿cierto? 

-[118] Noemí se preguntó si High Place le había robado las ilusiones, o si debían de haberse roto por completo en el camino. El matrimonio no tenía mucho que ver con los romances  apasionados que una leía en los libros. De hecho, a Noemí se le antojaba un regalo envenenado. Mientras cortejaban a una mujer, los hombres se comportaban de una manera solícita y educada, la llevaban a fiestas y le enviaban flores. Sin embargo, una vez casados, las flores se marchitaban. Los hombres casados no les escribían cartas de amor a sus esposas. Por eso Noemí prefería saltar de un admirador a otro. No le gustaba la idea de que un hombre quedase impresionado brevemente por su lustre, para luego perder el interés en ella. También jugaba un papel la emoción de la caza, el deleite que corría  por sus venas cuando comprendía que había hechizado a un pretendiente. Además, los chicos de su edad eran aburridos; se dedicaban  a hablar de las fiestas a las que habían ido la semana anterior o a las que pensaban ir la semana siguiente. Hombres facilones, superficiales. Y, sin embargo, la mera idea de alguien con un poco más de sustancia la ponía nerviosa,  puesto que se sentía atrapada entre dos deseos enfrentados: el deseo de una conexión más profunda y el deseo de que nada cambiase.Anhelaba una juventud eterna, una diversión infinita.

-[140] -Cuando yo era más joven,  pensaba que el mundo ahí fuera estaba lleno de posibilidades y maravillas. Llegué a marcharme durante un tiempo, conocí a un hombre joven y apuesto. Pensé que me llevaría consigo, que cambiaría toda mi vida, que me cambiaría a mí - dijo Florence, su voz suavizada durante el más breve de los momentos- Pero no podemos negar nuestra naturaleza. Mi destino es vivir y morir en High Place. Deje en paz a Francis. Ha aceptado lo que le ha tocado en la vida. Así todo resulta más fácil.

Florence clavó sus ojos azules en Noemí.

-Yo me encargaré  de guardar la plata, no es necesaria más ayuda - afirmó, y dio por concluida la conversación. 
Noemí  volvió a su cuarto. Pensó en todos los cuentos de hadas que le había narrado Catalina. Érase una vez una princesa en una torre. Érase una vez un príncipe que salvó a la princesa de la torre. Se sentó en la cama y  reflexionó sobre los hechizos que jamás llegan a romperse. 

-[206]  - No me gusta nada el té que hacen aquí- dijo ella, mientras contemplaba otro dibujo; en esa ocasión una dalia - En alguna época yo también intenté pintar. Pensé que tenía sentido, ¿sabes? Con eso de que mi padre se dedica a los tintes y a la industria de la pintura.Pero no era nada buena. Además, me gustan más las fotos. Las fotos son capaces de capturar las cosas al momento.

-Pero la pintura es la exposición continua de la misma cosa. Captura la esencia de cada objeto.

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