El misterio del Cheshire - Carmen Agra Deedy y Randall Wright

El misterio del Cheshire - Carmen Agra
Deedy y Randall Wright

Sinopsis 

Skilley es un gato callejero que vive en las rudas calles londinenses del siglo diecinueve. Un día decide comenzar una nueva vida como cazador de ratones en el Cheshire, una cantina local repleta de secretos. Ahí Skilley deberá confrontar a su propia naturaleza, crear distintas alianzas y ayudar a un personaje legendario que corre un grave peligro.

Crítica  

Ambientada en el Londres de la reina Victoria y con algunos toques directos a la literatura del siglo XIX, el misterio del Cheshire, es un libro que permite al lector disfrutar de una lectura amena, en compañía de un singular ser, Skilley, un gato londinense callejero que tiene un secreto que le avergüenza, pero que le hace ser quién es. Una historia preciosa donde la amistad, la valentía y las palabras se entrecruzan para formar un cuento que llega a los corazones de los pequeños y los grandes.

 
De la garra de Skilley, empezamos a conocer la vida de un gato callejero en un Londres hostil donde las camadas de gatos intentan sobrevivir de algún modo en las frías calles de la ciudad, y es allí donde le llega la oportunidad a este astuto minino, quien después de elaborar un plan y engañar a Pinch, un salvaje y atigrado gato, logra posicionarse como el ratonero oficial de El Queso, una cantina local donde sus regulares son escritores del renombre de Charles Dickens, quien para la época  estaba escribiendo historia de dos ciudades. 


En este sitio, que oculta la historia de Pip, un ratón bastante inteligente y Maldwyn, el cuervo de la torre de Londres, conocemos la pasión que une a tan disparejos personajes, el mismo queso Cheshire que la odiosa cocinera Croomes y su ayudante Adele, intentan salvar de la plaga que azota al lugar. Una historia sencilla, con personajes que atrapan desde el primer momento en que la empiezas a leer y un cuento que probablemente se sitúe entre tus preferidos para aquellos inviernos que se avecinan. 



Frases

- [9]  Era el mejor de los gatos. Era el peor de los gatos. Ligero, elegante, solitario, Skilley era un gato especial. O lo habría sido de no ser por un secreto que lo agobiaba  desde sus primeros años. Un secreto que lo obligaba a vivir en un vergonzoso anonimato, evitando incluso cualquier amistad casual que pudiera descubrir que... 

- [10] Con un  latigazo de su peculiar cola, Skilley dio la espalda a la mujer, concentrando en el balanceo de sus caderas todo el desdén del que era capaz, pero una vez que dio vuelta en la esquina, recorrió el callejón entero como alma que lleva el diablo. Se detuvo al final del corredor, y al reconocer el empedrado, se le alegró el espíritu. 

-[10] "Ah, la calle Fleet", suspiró Skilley. Hogar de algunos de los mejores comedores y bares de Londres, la calle era el perfecto centro de reunión para los carroñeros. Y al fondo de un modesto patio se alzaba una taberna de lo más singular, la favorita de los escritores de Londres: El Viejo Queso Cheshire. 

-[20]  El tabernero se inclinó hacia adelante, se colocó en cuatro patas y se dispuso a inspeccionar a Skilley con ojo crítico. Al parecer los callejones, los muelles y las alcantarillas de Londres habían tratado con rudeza al joven gato. La audaz evasión de coches, caballos y orinales, así como de las inevitables escobas de las pescaderas, le habían dejando una oreja desigual, numerosos rasguños y un diseño de cicatrices. Y también tenía la cola torcida; se diría que alguna vez fue quebrada dolorosamente, pero ¿qué o quién la habría roto? 

-[75] -Siempre ha habido cuervos en White Hill. Antes de nuestra querida reina Victoria, antes de la locura del rey Jorge, antes de la era dorada de la reina Isabel, ahí estábamos. 

-[78] (...) el rey juró que mientras él mandara sobre Inglaterra, nunca habría menos de seis cuervos en White Tower. 

-[149] No es fácil ni agradable escribir una carta en comité (pregúntenle a cualquier escritor). Esto es particularmente cierto cuando el comité está repleto de opiniones necias, inapropiadas y contradictorias, como es el caso del que se reunió esa noche en El Viejo Queso Cheshire. 

-[153] -¡¿Qué?!- gritó Skilley -. Necesitamos terminar antes de que Victoria deje el trono. ¡Escribe sólo lo más importante!

-No entiendes nada- explicó Pip-. Escribir es más que poner palabras al azar; las palabras deben estar en un contexto. 

-[153] (...) Verán, las palabras tienen que estar en el orden correcto para tener significado. Es necesario saber dónde han estado y hacia dónde van. ¿Ustedes se comerían un trozo de queso sin saber dónde han estado? 

-[178] En el futuro, querida muchacha, sería  mejor que tuvieras más juicio con tus palabras del que has tenido con tus pasos; una mujer que ha tenido la desgracia de caer no debe confundirse nunca con una mujer que ha caído en la desgracia. 

-[184] Los recuerdos amargos son como algo que está encerrado detrás de una puerta sin llave, pensó Skilley. Son cosas oscuras que intentan abrir las puertas y susurran tu nombre por la cerradura y rasgan la madera con las uñas; quieren escapar para hacer su espantoso trabajo: quieren hacerte recordar cosas que sería mejor olvidar. 

-[192] En eso te equivocas. Skilley no es ningún cobarde. Los cobardes eligen víctimas, no iguales. Pero deberían cuidarse de [193] buscar pelea con alguien superior a ellos, como seguramente entendieron tú y tus amigos aquel día en el callejón. 

-[202] En respuesta a la advertencia, Pinch dejó salir una retahíla de insultos. Si los humanos hubieran podido entenderlo, las obscenidades que decía el gato le hubieran merecido terminar con la cabeza clavada en una estaca, incluso en esos años de ilustración.  

-[216] -Reviso cada nueva tanda de queso después de que se ha añejado un par de meses en el sótano. Si los ratones lo han comido, sé que es una buena tanda. No tocarían un Cheshire mediocre. Aquí en el Queso tenemos sólo ratones quisquillosos. 

- ¿Y qué pasa si rechazan el queso?- preguntó Henry atónito. Croomes miró a la reina con orgullo y dijo: [217] - Se lo vendemos a los franceses.

-[217] Proclamo que los ratones de El Viejo Queso Cheshire estén, en adelante, bajo la protección de la Corona, tal y como [218] corresponde a los guardianes del mejor queso del reino. Asimismo, mientras un solo ratón resida en esta taberna, sus puertas no habrán de cerrar jamás. 


 

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