Crónicas Vampíricas III: Furia- L.J. Smith

 

Crónicas Vampíricas III: Furia | L.J Smith

Sinopsis

Elena se ha transformado en lo que más temía y, tal vez, deseaba...Stefan Salvatore no puede creer que la muchacha haya escogido a su hermano Damon, y planea enfrentarse a él en una batalla final. Sin embargo, los hermanos Salvatore deberán dejar sus disputas aparte y unirse para luchar con un desconocido y salvaje enemigo...el verdadero asesino de Elena.

Crítica  

La tercera entrega de Crónicas Vampíricas sigue su curso, un nuevo poder ha hecho su aparición en Fells Church y ha dominado la pequeña población en un invierno helado y cruel. Los habitantes del lugar se sienten cada vez más amenazados y las nuevas alianzas comienzan a desvanecerse como telas de arañas frágiles y antiguas.


Elena empieza a dudar de sus viejas alianzas y forja un nuevo destino junto a Damon y a Stefan mientras que las viejas amistades con sus compañeros humanos se ven a prueba al convertirse ella en una vampiresa, el giro que ofrece la autora si bien se veía llegar en los otros libros nos ofrece un personaje un poco más oscuro y con más consistencia. El dúo Elena - Damon nos permite ver otra faceta mucho más interesante en cuanto historia y diálogos.


Esta entrega nos adentra un poco más en la maldición que atrae a los seres sobrenaturales sobre la población teniendo la aparición exótica del espíritu de Honoria Fells que nos deja más intrigas que desaciertos, y un Alaric aliado con Meredith que nos trae otra nueva perspectiva de este interesante personaje que había quedado opacado con la historia amorosa de las primeras entregas.


Este libro es más una apertura y debo decir de nuevo cierre donde vemos de nuevo la muerte de uno de los personajes, que si bien se ha convertido en la marca personal de la autora es quizá una de las fallas más reiterativas, pues se vuelve paisaje y aunque la narración es bastante apreciable en ciertos momentos es reiterativa y se puede volver una espada de Damocles bastante perversa.


En cuanto a la línea que sigue siendo el triangulo amoroso entre Damon, Stefan y Elena, si bien vamos adentrándonos en la historia de los hermanos, no deja de ser empalagosa en cuanto se tiene que ver con el personaje de Stefan, un chico bastante estereotipado y el cual lamento decir como lo he dicho en varias ocasiones no tiene nada que ver con un hombre del siglo XVI, igual para el caso de Damon, aunque en este último el haber usado su pasado y describirlo como condottiero le da un poco más de credibilidad a su historia, pero a medias.


La parte histórica del libro tiene bastantes brechas que cubrir y es malísima, pero en la parte mágica y sobrenatural se salva un poco, pues la historia atrae para pasar el tiempo y esperamos que por este camino nos siga llevando hacia nuevos derroteros más a menos y entretenidos sin escarcear demasiado en las manías que por lo pronto se han vuelto giros predecibles de la autora.




Apartes 

-(24) Dolía. Había creído que el sufrimiento se había acabado para él, que había dejado de sentir para siempre. Al sacar el cuerpo sin vida de Elena ede las oscuras aguas, había pensado que nada podía volver a hacerla sufrir, porque nada podría igualar aquel momento. 

-(31) Matt estaba rodeado. Los tres se cernieron sobre él, inhumanamente hermosos, amenazadores de un modo innato. 

-(32) Era el miedo impotente del conejo ante el zorro, del ratón ante el buho. Y Matt tenía motivos para estar asustado. Ellos eran la especie cazadora; él era la presa. 

-(32) El instinto de Matt era dejarse llevar por el pánico y huir, y ello estaba desencadenando reflejos en la cabeza de Stefan. Cuando la presa huía, el depredador le daba caza; era así de sencillo.

-(50) ¡Su diario! Lo agarró con ansiedad y lo abrió, pasando rápidamente la mirada por las anotaciones. Finalizaba el 17 de octubre; no servía de ayuda para descubrir la fecha actual. Pero a medida que contemplaba lo que habría escrito, se formaban imágenes en su mente, ensartándose como perlas para formar recuerdos. Fascinada, se sentó despacio en el colchón y empezó a leer sobre la vida de Elena Gilbert. 

-(74) -Francamente, querida, me importa un comino cualquier otra persona-repuso Damon en tono encantandor; luego le dedicó otra de sus gelidas sonrisas relámpago -pero ¿estás sugiriendo que ésa es tu elección? Recuerda, acordamos que cuando razonaras mejor efectuarías una. 

-(78) Elena le miró a los ojos, advirtiendo el modo en que estaban dilatados las pupilas, tanto que sólo un círculo de iris verde aparecía alrededor del borde. Ya no había ira allí, pero el cansancio y la amargura permanecían. 

-(79) "No lo hagas", pensó Elena, pero en aquel momento, de pie en la fresca penumbra de la galería del coro, sintió que era cierto, que estaban conectados los tres, y de acuerdo, y que eran fuertes. 

-(102) Sin embargo, no tenía modo de comunicarse con él, y la contrariedad hizo que el calor infernal de sus venas empeorara. Acababa de decidir que tendría que marchar sin ninguno de ellos cuando las cortinas se agitaron violentamente hacia atrás contra su rostro, aleteando una ráfaga de viento. 

-(147) Podía percibir la mente de Damon junto a ella mientras corrían a toda velocidad por la nieve; era como una llamarada de luz roja y furia. La ferocidad que había dentro de Elena la recibió de buen agrado, contento de sentirla tan cerca.

-(147) No se quedó para contemplar cómo el aire se desdibujaba y (148) se estremecía, ni el modo en que la oscuridad se arremolinaba hasta acabar convertida en una ráfaga de alas que batían el aire. Pero sí echo una ojeada a lo alto para contemplar el cuervo que se elevaba hacia las alturas y oyó la voz mental de Damon. 

"Buena caza", dijo, y la alada figura negra marchó como una flecha hacia la escuela. 

-(149) Esperó que Damon cuidará de Elena. La muchacha estaría a salvo con él; Damon era fuerte e implacable. Damon la enseñaría a sobrevivir. 

-(149) Los agudos ojos del cuervo distinguieron los haces cruzados de los faros en el suelo, y el ave descendió en picado. Pero Damon no necesitaba la confirmación visual; se guiaba por el tenue latido de lo que era la fuerza vital de Stefan. Tenue porque Stefan estaba débil y porque casi se había dado por vencido.



 

Comentarios

Entradas populares