El don del lobo-Anne Rice



El don del lobo|
Anne Rice

Sinopsis

"La enorme mansión se protegía del frío con gruesos tejados de pizarra y vidrieras de rombos en las ventanas. La construcción de piedra rugosa contaba con innumerables chimeneas erigidas sobre los gabletes escarpados y un extenso invernadero en el ala oeste, todo él construido en hierro blanco y cristal. A Reuben, le encantaba. Ya le había gustado en las fotografías online, pero no esperaba tanta grandeza y solemnidad.La magnitud del edificio, varado en su propio parque, parecía de otro mundo.

Frondosas enredaderas cubrían más de la mitad de aquella inmensa estructura, llegando hasta las ventanas superiores, y Reuben se había quedado sentado un buen rato en el coche, entre agradablemente sorprendido  y algo alucinado, soñando que algún día, cuando fuera un escritor famoso y tuviera el mundo a sus pies, poseería un lugar como aquel. 

La tarde estaba resultando sencillamente fantástica..."

Una magnífica novela situada en un mundo completamente nuevo -moderno, elegante, tecnológico-y, en el centro, un motivo tan antiguo y atractivo como la propia historia humana: la creación de un hombre lobo, reimaginada y reinventada como solo Anne Rice, narradora de aventuras alucinantes, creadora de otros reinos extraordinarios, sabe hacerlo. 

Crítica

 El Don del Lobo es un grato descubrimiento reciente, y aunque el libro fue publicado hace ya sus años -2012- cuando te encuentras en esas estanterías de segunda y vez a vuelo de pájaro un nombre que reconoces no dudas en estirar la mano y empezar a hojear, mientras hueles disimuladamente las páginas amarillentas de un volúmen que a saber qué historias tiene entre sus páginas, quién fue su antiguo dueño y así nos podemos extender, pero es algo para explicar el porqué aún no habíamos dado con la reseña de este libro de Anne después de haber públicado el año pasado unos post alusorios a su obra. 

El libro que cuenta con dos entregas siendo ésta la primera no tiene nada que ver con las Crónicas Vampíricas o están conectadas de algún modo a sus libros predecesesores, quizá tal vez en la forma de narrar de la escritora, pero este tema lo iremos desarrollando más adelante, cabe decir por el momento que abandonamos la mágica New Orleans para pasearnos por la atestada ciudad de San Francisco, en donde nuevos personajes van desarrollándose lentamente, y quizá no nos logren atrapar de forma tan rápida como sucede con las crónicas, pero vale la pena leer este libro.

La narración que nos acompaña tiene el típico estilo de la autora, largas descripciones bastante detalladas de los ambientes donde se desarrolla la trama, lo cual permite ubicar a los lectores en el escenario y "sentir" -si así lo queremos llamar- lo que siente el personaje, y este es un dato interesante porque es uno de los libros donde vamos a encontrar más una petición casi una obligación de ser más perspicaces para alcanzar los pequeños detalles que en la que va la trama, y por ende no es un libro que puedas leer a la ligera.

Una parte que molesta  y quizá podamos sentir es lo largo del libro y la repetición de escenas, y es que Anne forma una rutina alrededor de cada personaje, en el caso de Reuben para quienes han tenido el placer de leer Entrevista con el Vampiro quizá el dato de que tiene cierto aire al vampiro Louis les suene, pero como se ha dicho no tiene nada que ver con esta saga anterior, aunque sus formas de narrar y los personajes tienen cierto tinte propio de los personajes creados por Rice.

 El personaje de Reuben descrito en un principio como el "niñito", el "cielito" es presentado en una primera escena como un hombre/niño atado a los sentimentalismos, las críticas y  la desavenencia propia de una edad en la que la adultez joven aún no permite desarrollar un carácter fuerte, pero que va evolucionando una vez es atacado por lo que él bautiza como el Lobo Hombre, de allí se desarrolla una lucha casi filosófica que la autora va encaminando hacia una aura casi semi religiosa y mística donde vale la pena tener en cuenta detalles como el misterioso librillo de Pierre Teilhard de Chardin.

Otros personajes como el misterioso Félix con sus morfódinamicos  o la misma Laura encierran cierta sensualidad, en donde el sexo hace parte de las descripciones de la misma autora en el caso de la relación de esta última, donde si bien se da cierta libertad sexual al texto las escenas son incluso bastante repetitivas y en algunas ocasiones bastante previsibles. 

Un dato curioso acerca de este libro, dejando de lado lo anteriormente escrito, es la importancia de los textos citados dentro del libro Whitman, Teilhard entre otros autores que aparecen en pequeñas frases e incluso mencionados de pasada por pertenecer a la biblioteca de Nideck Point enriquecen la lectura y nos permite dar un pequeño vistazo a la construcción de los personajes, un claro ejemplo de ello es Phil, un personaje bastante entrañable e incluso si se me permite la anotación mucho más querido que nuestro personaje principal, Reuben, el siempre acomplejado e incomprendido muchacho.

El libro que cuenta con pocos giros y personajes, algunos más complejos que otros, tiene un final bastante abierto y es un apartado introductorio a lo que se espera por parte de los lectores sea solo el abrebocas al mundo lupino de Rice, quien nos transporta de nuevo a un mundo oscuro donde la ficción hace parte de la mundana realidad que nos rodea.

 



Apartes

-(51) No osaba tocar aquellos volúmenes. Algunos aparecían abultados por las esquinitas de papel dobladas y las ediciones en rústica más antiguas se deshacían literalmente. Pero, de nuevo, volvió a sentir la extraña sensación de conocer a Felix, una punzada que le recordó a la devoción enfermiza que había sentido de niño al enamorarse de Catherine Zeta Jones o Madona y pensar que eran las más mujeres más guapas y deseables del mundo. Era un anhelo de lo más básico: conocer a Felix, tener a Felix, estar en el mundo de Felix. Pero Feliz estaba muerto.

-(80)  Phil llevaba pijama y bata, y estaba sentado en la gran silla de piel de su escritorio, escuchando música con su más que vistosos auriculares negros. Tenía los pies levantados. Cantaba en voz baja al ritmo de la música, con ese canturreo fantasmagórico y etéreo de quienes escuchan una música que tú no puedes oír. 

-(82) -no, no, no hijo- contestó, llevándose a la boca el tenedor lleno de ensalada-, la explicación para el mal es mucho más descepcionante que todo eso. Son errores garrafales, gente que comete errores garrafales, y asesinando (83) a sus habitantes o matando a un niño en un arranque de ira. Errores. Todo se reduce a errores. 

-(94) Una imagen diurna en la pantalla del televisor iluminó todos los detalles sus ojos eran los mismos, más grandes y de un azul más intenso, pero sus ojos al fin y al cabo. Se reconocía en ellos, a pesar de que tenía el resto de la cara cubierto de una espesa capa de pelo marrón oscuro por donde asomaba una naricilla negra que recordaba muy ligeramente el hocico de un lobo, y una boca sin labios que relucían sus blancos dientes y colmillos. "Para comerte mejor, cariño".

Su figura era más grande, más alta, puede que hasta diez centímetros más de su estatura normal y sus manos o zarpas eran enormes y desembocaban en unas uñas blancas letales. Sus pies también eran enormes, y los muslos y las pantorrillas tan musculosos que apreciaba el cambio incluso bajo la capa de pelo. 

-(118) La cuestión era que, hacía más de un siglo, se había traducido al inglés en 1876, justo antes de que la familia Nideck se trasladara al condado de Mendocino y construyera su inmensa casa ante el océano. Esa familia que, si Simon Oliver tenía razón, salió aparentemente de la nada, se llamaba Nideck. 

-(124)  El olor de ropa polvorienta y Whisky impregnaba el pequeño espacio. Les envolvía el aroma a tierra fresca, a vegetales húmedos y brillantes, y a animales minúsculos hurgando en la oscuridad. 

-(131)  Sin embargo, el mareo le duró poco. Era plenamente consciente de que no sentía nada de lástima por ninguna de aquellas personas. Aunque igualmente consciente de que no tenía ningún derecho a matarlas ¿y qué?

-(178) Era como si los árboles le escucharan, pero, obviamente, aquella era la más rídicula de las ilusiones: que aquellos guardianes milenarios supieran de o se preocuparan por otro ser vivo. Qué monstruosa eran las secuoyas, qué desproporcionadas respecto al resto de la naturaleza, qué divinamente primitivas y magníficas. 

-(178) Empezó a bailar en grandes círculos, lentamente, mienras cantaba la canción. Su voz sonaba profunda y clara: ya no era la voz del viejo Reuben, el pobre, inocente y miedoso Reuben, sino la voz de lo que Reuben era ahora. 

"Es el don de ser sencillos, es el don de ser libres, es el don de ir donde debemos, y, cuando nos encontremos en el lugar adecuado, será el valle del amor y el placer".  

-(218)  Nosotros, los seres humanos, vivimos permanentemente aislados de los horrores que suceden a nuestro alrededor. A pesar de lo que ella había sufrido, no había contemplado la fealdad viscosa de aquel tipo de muerte. No tenía que parecerle irreal, incluso a ella, que tanto dolor había soportado. 

-(233) Se percató de que tenía un terrible sentimiento de posesión hacia ella, de propiedad, algo que jamás había sentido por nadie, ni siquiera por Celeste. Pensar en ello avivaba su pasión. Había habitaciones en el piso de arriba del hostal. Se preguntó cómo sería, ellos dos en ese instante. 

-(282)  Dejó la frase en el aire. Nunca se le habían dado bien la teología abstracta ni la filosfía. Estaba desesperado por hallar teorías que pudiera entender y repetir cuando las necesitara, teorías en las que cada cosa de cualquier lugar dentro de los aparentemente desesperanzadores confines del universo tuvira un sentido y un destino. Que incluso él mismo tuviera un sentido.

-(360)  Suplicó al bosque que le abrazara fuerte, que le protegiese de la agudeza implacable de su propia conciencia. Mucho tiempo atrás en su corta vida, Grace, Phil, Jim y Celeste habían sido su propia conciencia. Pero ya nada era como antes. Y ahora, su propia conciencia le clavaba un puñal en el alma.

-(367)  A ver, olvida toda esa porquería del hombre lobo, es una idea muy manida, no lleva a ningún lado y ya hemos visto por todas partes las tazas y las camisetas. Lo que quiero decir es que ese tío sufrió algún tipo de infección o enfermedad, como una acromegalia, o algo así, y por eso se transforma en ese monstruo. 

-(368) Está aislado como el fantasma de la ópera, como el hombre elefante, como un monstruo de feria, como Claude Rains en el Hombre Invisible, y ha perdido el juicio. ¡Y tiene sentimientos! Me refiero a sentimientos intensos.

-(369) Que atraparán a ese tipo, al Lobo Hombre,  y le harán daño de verdad. Para ellos, no es un ser humano. Es un animal. Lo llenaran de plomo como hicieron con Bonnie y Clyde. Quiero decir que ellos eran seres humanos, claro está, pero los llenaron de plomo como animales.  

-(374) Le pasaban por la cabeza pensamientos extraños. Sabía que no podía seguir así. Era sencillamente imposible. Se preguntó cómo sería vivir en una tierra extranjera, una tierra sin ley en la que pudiera dar caza al mal en las colinas y los valles, donde nadie llevara la cuenta de los asesinatos cometidos o las noches invertidas. Pensó en ciudades enormes como El Cairo, Bangkok o Bogotá, y en vastos países con interminables extensiones de tierra y bosques.

-(383) Estuvo un buen rato en el Porsche, mirando las colinas y los bosques que le rodeaban, esperando a que cedieran los espasmos. El cielo era azul. He aquí la belleza de la tierra del vino; su maravilloso clima soleado. En qué lugar tan magnífico había crecido Stuart.

-(392) Tuvieron que bajarle a rastras de las habitaciones del segundo piso, porque todos estaban ya muertos de hambre, pero Phil siguió susurrándole a la casa, comunicándose con ella sin prestar la menor atención a los comentarios de Grace sobre los costes obvios de mantenimiento.

-(392)  El hombre dejó de responder a las preguntas y los comentarios y se encerró en sí mismo, murmurando entre dientes, mientras paseaba las manos sobre los paneles de las paredes y los quicios de las puertas, sobre el barniz del piano, sobre las hojas de los ficus, y las cubiertas de pieles de los libros de la biblioteca. Se puso sus gruesas gafas para examinar las figuras de cazadores talladas en los retablos y la chimenea medievales. Phil, con su traje de tweed arrugado y su descuidada melenga gris, parecía pertenecer al lugar.

-(455) -Pero ¿Por qué oímos las voces?-insistió Stuart-¿Por qué oímos las voces de gente herida, gente que sufre y nos necesita? Por Dios, en el hospital me estaba volviendo loco. Era como escuchar a las almas del infierno suplicando piedad...

-(457) Sois criaturas con cuerpos y almas, lupinos y humanos, y el equilibrio es indispensable para la supervivencia. S uno se lo propone puede acabar con los dones que le han sido concedidos, con cualquiera de ellos, con todos ellos, y el orgullo engendra siempre destrucción el orgullo engulle vivos la mente y el corazón y el alma.

-(475) Pero sí sé algo, lo que todo el mundo sabe ahora; que cualquier partícula de vida nace de la mutación, de la combinación accidental de elementos en cada nivel, que el accidente es el poder nuclear indispensable del universo, que nada avanza sin él, sin un azar incontrolable, ya sean las semillas que caen de una flor moribunda por culpa del viento, o el polen transportado por las patas diminutas de insectos alados, o los peces sin ojos que cavan un túnel en las cavernosas profundidades para consumir formas de vida inimaginables para los que vivimos en la superficie del planeta. Accidental, todo es accidental, y así fue con ellos y conmigo; un error, un traspié. Así nació lo que llamáis Lobo Hombre. Así nació lo que nosotros denominábamos morfodinámico. 

-(483) Siempre volvemos a lo mismo, que tanto el mundo salvaje como el mundo espiritual son fuentes de verdad, que la verdad reside tanto en las vísceras de los que luchan como en las almas de los que trascenderán a la lucha. 

-(503) -¡A eso le llamo yo una buena cacería!-dijo Stuart, acercándose medio dormido a la puerta trasera. Echó la cabeza hacia atrás y profirió a un aullido de lobo que resonó en las paredes de piedra de la casa, un gesto que provocó una risotada suave en los demás.


 

 

 

Comentarios

Entradas populares