Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo - Benjamin Alire Sáenz

Aristóteles y Dante descubren los secretos del universo | Benjamín Alire Sáenz

Sinopsis

Aristóteles es introvertido y tímido, Dante es transparente y expresivo. Por motivos que parecen escapar de la razón, estos dos chicos de diecisiete años se encuentran y construyen una amistad entrañable que les permitirá redefinir el mundo del otro y aprender a creer en ellos mismos para descubrir los secretos del universo.

Crítica

Comencemos con el relato de cómo el libro que es para adolescentes terminó en la biblioteca de alguien terminando la veintena y de cómo influye en el nombre de este blog que nacería años después:

En cierta feria del libro de nuestra natal tierra Medellín, un par de pajarracas adictas a la lectura se encuentran a la caza de nuevas lecturas, y mientras una de ellas recién acaba de leer la Divina Comedia y había caído rendida ante la sinergia que desprendía el personaje principal y el viejo filosofo se encuentra con este libro y su hermosa portada que le encandila tanto como para no leerse la contraportada y decide adquirirlo, solo para darse cuenta que la historia no podía ser más alejada una de otra, dejando archivado el libro a la espera de una segunda oportunidad, es allí donde surge el nombre de "Gulunga", para quien no conozca a este espécimen aquí se lo dejamos, es un pájaro con un leve problema de acumulación, pues hace su nido con lo que va trayendo y tiende a tener cierta manía de cuervo, así que esta gulunga que ahora escribe fue atrapada por una bella portada que le impedía rotar el libro, pero del cual años después retomaría gracias a una lectura dedicada al Pride de 2022.

En Pluma estábamos pensando en hacer una edición especial para el Pride de este año, pero se nos ha pasado la fecha y como es mejor tarde que nunca la oportunidad de este libro al fin se dio, después claro de aceptar que Aristóteles no era el filósofo, ni la historia tenía que ver con un viaje por el averno, pero si por algunas penalidades parecidas, nos dispusimos a releerlo bajo otra perspectiva que nos sorprendió gratamente.

Aristóteles es un adolescente el cual se enfrenta a su inminente entrada a la adultez y quien junto a Dante comienzan a descubrir como tomar las riendas de su propia vida, con una prosa simple pero hermosa Benjamín Alire encarna en 348 páginas lo complejo de estos últimos años de adolescencia en el que ya no eres un niño, pero tampoco un adulto, sino que te encuentras en ese incomodo limbo.

Otro aspecto a destacar es que el autor se aventure en el tema de identidad cultural y lo diferente que puede ser para cada persona el no encajar completamente con las culturas que conoces, o perteneces, y como ambas partes te rechazan, es un problema  aún persistente, en nuestra sociedad actual.

Esta historia que comienza en el Paso contada por Ari un mexicano que vive en una zona de clase media baja, en una familia en donde la sombra de tener un miembro en la cárcel pudiere ser el coctel perfecto para una historia cliché, pero el autor logra salir airoso al tomar el relato en primera persona de este chico y realizar una mezcla explosiva con Dante, un personaje totalmente diferente al primero, tanto en su ambiente familiar, modo de pensar y actuar que logra abrir de a poco el punto de vista del que sería su amigo incondicional y amor, Ari.

Los capítulos cortos, pero con frases impactantes y pasajes en los que tanto adolescentes como adultos logran identificar su juventud lo hacen bastante atractivo, pues te permite identificarte en nuestro caso con Ari, sin despreciar a Dante quien tiene su propio encanto.

Además de esto tienen un contenido LGTB+ que no se hace pesado y en el que el autor se abstiene de romantizar, pues tiene el sufrimiento justo y la perspectiva centrada de lo que viven estas comunidades.

Algunos se preguntarán ¿Por qué no lleva las 5 estrellas? esto es debido a que los finales abiertos no son de nuestro agrado, pues su secuela no saldría sino hasta este año y por todos los lectores que tuvieron que vivir con los quizás o posibles finales que debieron imaginar durante estos años tomamos venganza, esperando que el final de esta historia siga los mismo hilos de esta primera entrega y logré evoluciona de manera satisfactoria. 






Apartes

- (17) - Richie Valens habrá muerto joven... pero hizo algo. O sea, de verdad hizo algo. ¿Y yo? ¿Yo qué he hecho? - Tienes tiempo- dijo
- Hay mucho tiempo. La eterna optimista.
 - Pues, primero hay que volverse persona-dije.
Me miro con extrañeza.
 - Tengo quince años- - Sé cuantos años tienes.
- Los quinceañeros no contamos como gente.
 

- (18) Odiaba que me ofreciera de voluntario. El problema de mi vida era que se le había ocurrido a alguien más.

- (19) -A veces, cuando la gente habla, no siempre dice la verdad.

- (23) A veces pienso que mi papá tiene un montón de cicatrices. En su corazón. En su cabeza. Por todos lados. No es cosa fácil ser hijo de un hombre que se fue a la guerra. Cuando tenía ocho años, escuché a mi mamá hablar con mi tía Ofelia por teléfono. <<Creo que la guerra no terminará jamás para él>>. Después le pregunté a mi tía Ofelia si era eso cierto.
- Sí- dijo- Es cierto.
- ¿Pero por qué la guerra no deja en paz a mi papá?
- Porque tu papá tiene una conciencia- dijo
-¿Qué le pasó en la guerra?
- Nadie lo sabe.
-¿Por qué no lo cuenta?
- Porque no puede.
Así que así era. Cuando tenía ocho años, no sabía nada sobre la guerra. Ni siquiera sabía lo que era una conciencia. Lo único que sabía era que a veces mi papá estaba triste. Odiaba que estuviera triste. Me hacía sentir triste también. No me gustaba lo triste.

Así que era el hijo de un hombre que tenía a Vietnam viviendo dentro de él.

- (37) Me puse a pensar que los poemas eran como la gente. A algunas personas las entendía de inmediato. A otras no las entendía nunca, y nunca las entendería.

- (52) ¿No podemos lanzar el zapato nada más y marcarlo con el pedazo de gis? Quien tenga la marca de gis más lejana es el ganador. Simple.
- Tenemos que saber la distancia exacta - dijo.
- ¿Por qué?
- Porque cuando haces algo, tienes que saber exactamente lo que está haciendo-
- Nadie sabe exactamente lo que está haciendo- dije
- Eso es porque la gente es floja y poco disciplinada.

- (58) - Tengo una teoría de por qué son tan estrictas las mamás. Dante casi sonrió.
- Es porque nos aman, Ari.
- Esa es una parte. La otra parte es que quieren que sigamos siendo niños para siempre.

- (85) Y luego estaba todo este tema de mi nombre. Ángel Aristóteles Mendoza. Odiaba el nombre << Ángel>> y nunca había dejado que nadie me llamara así. Todos los tipos que conocía que se llamaban Ángel era unos reverendos imbéciles. Y tampoco me gustaba Aristóteles. Y aunque sabía que me habían nombrado así por mi abuelo, también sabía que había heredado el nombre del filósofo más famoso del mundo. Odiaba eso. Todos esperaban algo de mí. Algo que simplemente no podía dar.
Así que me renombre Ari.
Si cambiaba la letra, mi nombre era Air, << aire>>  en inglés.
Pensé que podría ser una gran cosa ser aire.
Podría ser algo y nada a la vez. Podría ser necesar
io y también invisible. Todos me necesitarían y nadie sería capaz de verme.

- (95) <<Mi hermano está en la cárcel, mi hermano está en la cárcel, mi hermano está en la cárcel>>. Quería sentir esas palabras en mi boca mientras las hablaba en voz alta. Las palabras podían ser como la comida: se sentían como algo en tu boca. Sabían a algo. <<Mi hermano está en la cárcel>>. Esas palabras tenían un sabor amargo.
Pero lo peor era que esas palabras estaban viviendo dentro de mí. Las palabras no eran cosas que pudieras controlar.No siempre.

- (169) Tengo esta idea de que la razón por la que tenemos sueños es que estamos pensando en cosas que no sabemos que estamos pensando... En esas cosas, pues, que se escabullen de nosotros en nuestros sueños. Quizás somos como llantas con demasiado aire dentro. El aire tiene que salir fuera. Eso es lo que son los sueños.

- (173) Hay un cuadro famoso, Nighthawks, de Edward Hopper. Estoy enamorado de esa pintura. A veces creo que todos son como la gente en esa pintura, todos perdidos en sus propios universos privados de dolor o pena o culpa, todos remotos e inescrutables.

- (220) A veces los papás aman tanto a sus hijos que vuelven sus vidas un romance. Pensaban que nuestra juventud nos podría ayudar a superarlo todo. Quizás las mamás y papás se olvidaban de este pequeño dato: estar al borde de los 17 podía ser duro, y doloroso, y confuso. Estar al borde los 17 realmente apestaba.

- (239) Otro secreto del universo: a veces el dolor era como una tormenta que venía de la nada. La mañana más despejada de verano podría terminar en un aguacero.Podía terminar con rayos y truenos.

- (308) Y El último año. Y luego la vida. Quizás así funcionaba. La prepa era sólo un prólogo a la novela de verdad. A todos les tocaba escribirte... Pero cuando te graduabas, te toca escribirte a ti mismo. En la graduación te tocaba juntar las plumas de tu maestro y de tus papás, y te daban tu propia pluma. Y podías hacer toda la escritura. Sí.

- (328) Y Todo este tiempo había estado tratando de dilucidar los secretos del universo, los secretos de mi propio cuerpo, de mi propio corazón. Todas las respuestas habían estado tan cerca y aún así había luchado siempre contra ellas sin siquiera saberlo... Mi padre tenía razón. Y era cierto lo que decía mi madre. Todos luchamos nuestras propias guerras privadas.

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