Yo, Julia - Santiago Posteguillo
Apartes
- ¿Cómo se cuenta la historia de una persona? ¿ En qué orden? ¿En una sucesión cronológica de acontecimientos u organizando estos según temáticas afines?
Esto es algo nuevo para mí y confieso que me he sentido perdido durante meses en este punto.
Es complejo decidir cómo se va a contar una historia. Esto es, si se quiere hacer bien, tal y como se deben acometer todos los empeños en los que uno se embarca. ( Pág. 20)
- ¿ Qué define a una persona además de su carácter y sus humores? Sus amigos, aquellos a quienes uno considera merecedores de ser depositarios de su confianza. A la luz de las amistades de las que alguien se rodea a lo largo de su vida se puede entrever con claridad qué tipo de persona es la que está en el centro del núcleo. Aristóteles ya hablaba de esto, pero también advertía de que las amistades que surgen del interés no son realmente tales, pues en esas circunstancias lo que promueve nuestro acercamiento a la otra persona es conseguir algo, por lo general un beneficio. De esta forma, en el caso de una emperatriz tan poderosa como la augusta Julia, si bien podemos encontrar alrededor de ella un círculo cercano de amistades, en el que yo mismo me incluyo, cabe también preguntarse: ¿quién de nosotros se ha acercado a la emperatriz solo por auténtica amistad sin perseguir un privilegio, un regalo, una ayuda? Hasta yo mismo me aproximé a ella en un inicio para obtener cosas que anhelaba. Luego aprendí a respetarla e incluso a sentir admiración, pero ¿es esa una relación de amistad? (Pág. 21)
- En los círculos de poder de Roma, si no atacas tú primero, tus enemigos te aniquilan, en el sentido literal del término. Julia aprendió todo esto con rapidez.Los que la critican no han querido entender que ella tan solo fue una alumna aventajada de los usos brutales de la lucha por el poder en Roma. (Pág.27)
- Eres muy joven e impulsivo, hijo, y no me entiendes: en ocasiones la supervivencia está no en conseguir más poder, sino en rechazarlo, en alejarlo de ti tantas veces como te lo ofrezcan (Pág.115)
- El fin de un emperador es un acontecimiento, pero el final de una dinastía, hermana mía, supone algo muy diferente. - Calló, como si dejara en el aire una palabra no pronunciada. Su hermana la observaba ahora intrigada. La había cautivado con su reflexión, pero no veía el final de toda aquella argumentación y quería saberlo.
-¿Qué supone el final de una dinastía?- preguntó Maesa de nuevo.
Julia respondió muy seria.
- Una oportunidad, hermana; para el que sepa verla. (Pág.120)
- ¿Han llegado respuestas a nuestros mensajeros? - preguntó Septimio Severo.
- Sí, augusto- respondió Cilón.
- Pero tenemos buenas y malas noticias- apunto Leto.
Severo se giró hacia Julia. No tuvo que decir nada. Ella respondió a su mirada.
- Mejor las buenas noticias primero- dijo la esposa del emperador - Al contrario de lo que dicen, eso le da a uno fuerzas para resistir luego las malas. Al menos, eso he pensado yo siempre. (Pág.254)
- El senador negaba con la cabeza: Juliano, Septimio, Albino, Nigro..., todos luchando por el poder, pero ¿ a alguno le preocupaba Roma? ¿ A alguno le preocupaba la seguridad de las fronteras, el alimento para el pueblo, la seguridad de todos? ¿Cuándo llegaría el día en el que senadores y gobernadores pensarán más en el buen gobierno del Imperio que en sí mismos, en sus pequeñas estrategias, en sus rencillas y envidias, rodeados como estaban de problemas dentro y fuera de los límites del Imperio?
- Todo este ridículo- dijo Sulpiciano interrumpiendo las reflexiones de Dion - por culpa de un senador corrupto y un grupo de gobernadores con ambición sin fin ¿Habrá algún día en que esto no sea así?
- Cuando cambie la naturaleza humana, amigo mío- respondió Dion- Si es que cambia alguna vez. Si no, te garantizó que en dos mil años, todo seguirá igual. (Pág.296)
- El emperador no puede saberlo. El augusto ha de tomar decisiones a partir de ahora difíciles entre las que está saber ver de quién se puede fiar y de quién no. Este antídoto lo protegerá de la casi totalidad de los venenos conocidos, pero no de mí. El antídoto se probó eficaz con Cómodo, al que intentaron envenenar sin éxito, y por eso tuvieron que estrangularlo. Lo que yo protejo queda inmune al envenenamiento, pero el protegido ha de fiarse de mí. El emperador ha de decidir a quién teme más: ¿a mí o a las decenas de posibles conjuras que puedan intentar acabar con su vida ahora que ha sido proclamado augusto de Roma? Y esa es na decisión que el emperador ha de tomar a solas. (Pág.300)
- No, hijo. Un momento en la historia como el gobierno de los compradores Marco Aurelio y Lucio Vero tardará en repetirse. Septimio Severo, muchacho, no ha salido de Carnuntum con varias legiones, no ha asediado Aquileia perdiendo legionarios en la lucha, no ha seguido avanzando hacia Roma armando hasta los dientes para compartir el Imperio. Es más, te garantizo que si llega al río Rubicón, que estará a punto de alcanzar con su ejército, y lo cruza, al igual que hizo Julio César años atrás, no será para compartir el poder, como tampoco quiso compartirlo el propio César. Si Severo cruza el Rubicón, hijo mío, lo querrá todo. Y es lógico. En eso lo respeto. Lo querrá todo porque habrá apostado todo: su vida, la de su mujer y la de sus hijos. Hay que tener una madera especial para realizar semejante apuesta y no retirarse de la partida hasta el final, sin saber si tus dados te darán o no la victoria. Yo no tengo esa madera. (Págs. 303 -3049
- Dirigir un Imperio se manifestaba como algo más complejo que acumular una fortuna; ser el gobernante más poderoso era algo que iba más allá de ser el hombre más rico. Por otro lado, el mundo estaba cambiando velozmente y muy pocos intuían hacia qué dirección se encaminaba todo (Pág.329)
- Un senador rebelde fugado es mala cosa. Cuanto antes se le corte la cabeza mejor. Hay cierto asuntos donde la clemencia es debilidad y la debilidad, estupidez. (Pág.413)
- Severo siente amor genuino por Julia Dona y ella por él. Esto es nuevo en un matrimonio imperial. Y el amor, hijo, es una fuerza poderosa. Capaz de terminar con muchas legiones a la vez si es necesario (Pág.539)
- Asumimos riesgos, pero solo se consiguen las victorias con audacia (Pág.593)
- Los legionarios de Roma siempre morimos antes de lo que esperamos, en alguna maldita guerra de frontera. Es nuestro destino. Por todos los dioses, no ha dicho nada que no sepamos. Y así era. A los legionarios pareció darles sosiego aquella exposición tan clarividente del legatus. La maldición de Salinátrix no añadía nada a sus vidas a lo que no estuvieran ya predestinados. Todos retornaron a sus tareas. Había un Imperio por el que combatir, al que defender y, finalmente, por el que morir. (Pág.626)
- Hay algo pendiente entre nosotros - dijo la emperatriz.
Galeno torció ligeramente la cabeza hacia un lado.
- No estoy seguro de entender, augusta.
- Vaya, para alguien tan inteligente, me sorprende en ocasiones tu falta de pericia a la hora de desentrañar algo tan sencillo como lo que piensa una mujer.
- Pero no, augusta- se atrevió a corregirla el viejo médico - Lo que piensa una mujer nunca es sencillo y, con frecuencia, es su misterio; eso sí, un misterio hermoso (Págs. 634 -635)
- A las mujeres en la historia no se les perdona que ejerzan la violencia como la ejercen los hombres (Pág.650)
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