La dama de la guerra - Marie Benedict
La dama de la guerra
| Marie Benedict
Sinopsis
Crítica
Antes de comenzar déjenme paladear estas palabras y ponerlas en un particular singular en esta crítica, mientras doy mi opinión y afilo las garras contra el metal del lapicero como si de un ave rapaz me tratase. Una que por cierto disfruta del olor de la sangre de la tinta, y más allá de tener un pico afilado necesita hacer justicia, pues he visto en blogs y otros sitios de crítica lo blandos de corazón que habéis sido ante un libro que no merece ni la mitad de las buenas críticas que recibe, es más serviría mejor como almohada a algún pobre pajarraco que se esté congelando la mollera, como me está sucediendo en este instante al escribir estas palabras con las cuales reivindico mi punto de vista, antes de empezar a desenvolver la opinión conjunta de este nido de gulungos.
El libro de 368 páginas escrito por Marie Benedict me hace hervir la sangre y sacar la malas plumas, que espero me disculpéis en algún momento, pero en realidad esta obra merece una estrella como calificación; a pesar de ello como bien pueden observar en el banner se le ha dado un dos porque en esta pajarera somos democráticos y aunque la obra carece de una fundamentación sólida es bueno ir desglosándola y explicar el por qué.
La narrativa en primera persona del libro atrae a primera vista y es una provocación a aquellas obras publicadas a modo de biografía, pero hasta allí llega la novedad porque desde sus primeras páginas comenzamos a ver los típicos errores de una amateur en el género. El primer capítulo centrando en la vida de una joven Clementine Hozier es narrado a modo de novelón de la tarde más parecido a un mal libreto de alguna obra de época o a una traducción tipo Austen bastante trasnochada y sin un ápice de credibilidad, pues lo que busca la autora es mover los corazones más no apelar a la rigurosidad investigativa, por lo que de una vez advertimos a los lectores apasionados por los datos históricos que esta obra no será de su gusto, además de que se recomienda al público investigador, abstenerse de citar dicha obra por carecer de citación de fuentes, por favor evitémonos los malos ratos.
En esta primera parte vamos a encontrarnos que el uso de personajes históricos de relevancia para el personaje son usados al amaño de la pluma de Benedict, la madre de Clementine, Lady Blanche es descrita de manera bastante pobre y solo se detiene en los rumores que para la época era la comidilla de la alta sociedad sin profundizar en la relación entre madre e hija, ni tampoco en la infancia o adolescencia que vivió la propia Clementine, única y exclusivamente usa la trama madre e hija para sacar en brillo un "trauma", que si bien en obras como la de Churchill de Roy Jenkins someramente se nombran para el caso del primer ministro, pero no se tiene referencia para el caso de Clementine, por lo que va nuestra primera duda y alerta roja sobre la solidez de la obra.
La segunda parte ya más centrada en el matrimonio Churchill tiene escenas que nos preocupan bastante por el tema de derechos de autor, pues la autora tiene dos escenas idénticas a las narradas en la obra de Anthony McCarten "Las horas más oscuras", estamos haciendo referencia al momento donde Churchill se arriesga a ver el blitzkrieg y segundo, el cambio a la Casa del Almirantazgo debido a que el diálogo sostenido entre Clementine y Churchill sobre la economía familiar es el mismo, ¿Dónde está la rigurosidad de esta obra? Nos preguntamos.
Ahora detengámonos en los personajes, ya habíamos hablado un poco de Clementine pero nos gustaría detenernos en un aspecto bastante preocupante y es la idealización de un feminismo militante con un visaje al derrotero que sigue el actual, seamos claros el feminismo de finales del siglo XIX y principios del XX, aunque fijaron las bases, no tenían aún reflejado las metas a las que apuntan actualmente las mujeres, sino que se detenian en la igualdad de género tanto en la parte social como en la política, recordemos que para la época las mujeres no tenían un derecho al voto, ni tampoco una heredad, especialmente si eras soltera.
Ellas aún no estaban pensando en una ley del aborto, por solo poner un ejemplo tenían en mente ideales más inmediatos para la época como poder trabajar y tener un salario digno, estudiar, votar, dejar de ser consideradas menores de edad, por lo cual lo que describe Benedict en la obra es pura ficción.
Winston Churchill, por otra parte, es descrito como una persona timorata, carente de decisión como si de un chiquillo caprichoso se tratase. Un aspecto lamentable, además de perjudicial en la obra, pues no vemos ese hombre que nos trae Jenkins o incluso McCarten, sino una caricatura de feria que Clementine supuestamente mueve a su antojo e incluso, la autora lo muestra como un analfabeta, de allí que Marie Benedict apunta a dar una tesis que es refutable en todos los sentidos, pues expone que los discursos más famosos de Churchill son obra de Clementine.
Hombres y mujeres que rodearon la familia Churchill son pasados por agua, y descritos de manera somera, bastante idealizados y despersonalizados de quienes fueron para la época. Recordemos que el libro carece de contexto y de investigación en archivo, por ello vemos a una Eleonore Roosevelt y a un de Gaulle deslucidos y casi fantasmales, usados únicamente para dar lustro a una propoganda feminista que no va en el contexto histórico.
Lo único a resaltar de la obra es la escena de Marigold Churchill donde la pluma fantasiosa de la autora nos regala un pasaje muy bonito y familiar de perdida, además de la descripción de la "cueva" de los regalos navideños y los momentos en familia que son escenas, si bien ficticias, bastante bien construidas y que llegan al corazón, de allí las dos estrellas.
La dama de la guerra nos pone a pensar en el uso de personajes tan reconocidos como Clementine Churchill para atraer un público en específico más no para crear un diálogo o nuevas interpretaciones o siquiera un debate sobre las múltiples temáticas que surgen a partir de un tema tan rico como lo fue la Segunda Guerra Mundial, sino que es un producto más del mercado voraz, de una editorial tan basta cuyo objetivo es vender en masa, sin tener en cuenta la calidad, y que usa la bandera del feminismo ahora tan en boga sin tener en cuenta ni siquiera en las repercusiones.
De nuevo hacemos un llamado a las editoriales, a los lectores b, a los editores y a los lectores rasos como lo somos todos nosotros y pensemos si de verdad este tipo de obra merece ser publicada y estar en nuestros estantes, no como adorno, no para reivindicar y hacer propaganda, ni mucho menos para ganar puntos o seguidores, sino para volver a las bases por los cuales los libros en nuestros estantes nos llaman a leerlos y amarlos, y es por sus increíbles historias, porque nos permiten disfrutar y reflexionar, y porque al final se vuelven parte de nosotros mismos.

Apartes
- (9) Siempre he sentido que soy una chica diferente. Sin importar dónde viva o con quién me relacione, siempre he sentido que soy un ente aparte. Especialmente hoy.
- (36) -Ay, Clementine, no puedes saber lo feliz que me haces.-Tomó mi mano entre las suyas y respiró profundo-.Sé que nuestro noviazgo ha sido breve, pero me pregunto si me harías el honor de convertirte en mi esposa. No será un matrimonio ordinario, sino uno magnífico.
- (42) La vida del hombre de Estado debe depender muchas veces del amor, de la sensibilidad, de la profunda comprensión y de la devoción de su esposa. la influencia que las esposas de nuestros políticos han ejercido sobre ellos para bien es un capítulo que aún está por escribirse en la historia de Inglaterra.
- (43) "Un capítulo no escrito" es como el obispo describe mi futuro, junto con "influencia.. ejercida para bien sobre la vida de su esposo".¿Será eso lo que todos esperan que sea en mi vida, una simple buena influencia para mi importante esposo? Puede que apenas cuente con veintitrés años y Winston tenga treinta y cuatro, pero mi vida no va a servir exclusivamente como fuente invisible de "compresión y devoción" para mi esposo. En efecto, quiero escribir mi propio capítulo y ruego en silencio que Winston sea quien me entregue la pluma para hacerlo.
- (68) Mi esposo requiere mi opinión a cualquier hora, un hábito que yo favorezco, aunque le he puesto el límite de que no me busque después de la medianoche. Poco después de nuestro matrimonio descubrí que si compartíamos una alcoba, sus nocturnos hábitos de trabajo harían que mi sueño sufriera constantes interrupciones. Una habitación para mí misma se convirtió en una necesidad.
- (70) -Pero el salario será mayor, Clemmie sin duda podremos pagarlo - protesto él, siempre ignorando deliberadamente las finanzas del hogar.
-No seis veces más alto. Y eso es más o menos lo que nos costará vivir en la Casa del Almirante.
-Economizaré- proclamó él. Su expresión era seria, pero yo no fui capaz de suprimir la risa.
-Ay, mi querido, pug, dudo que conozcas el significado de economizar. -Te lo prometo gatita- se me acercó, susurrándome al oído-. No habrá más champaña. No más ropa interior de seda. Me conformaré con menos de lo mejor.
- (135) En diferentes momentos de mi matrimonio creí que Winston estaba poniéndome a prueba. Hubo esos largos días en la Casa del Almirante en los que hacía malabares con el mantenimiento de la casa y nuestros tres hijos, cumplía con los compromisos sociales necesarios y daba el consejo constante que mi esposo demandaba. Las semanas en que se me obligó a estar en cama, en las que convalecí por el aborto, mientras Winston cenaba con Violet, fueron un reto particular. Percibí los meses oscuros después de que se culpara públicamente a Winston por Dardanelos como los peores de mi vida de casada. Pero estaba equivocada al pensar que ya había experimentado todas las pruebas.
-(148) -El pug extrañaba a su gatita- dijo Winston suavemente después de que le otorgarmos la debida a la famosa estructura.-Y lo mismo sus gatitos.
-Y la gatita extrañaba a su pug-contesté acariciando su mano despacio-.Y también a los gatitos-añadí, aunque, al decir las palabras reparé en el poco tiempo que había pasado pensando en los niños durante mis dos meses lejos, salvo cuando les escribía sus cartas diarias.
-(171) La verdadera alacena del genio está atiborrada de regalos de Navidad que he estado coleccionando desde el verano, ahora ya envueltos, adornados con cintas y listos para la mañana de Navidad. Solo debo terminar el resto de las decoraciones y lo menús para asegurarme de que sea lo mejor celebración familiar de la que hayamos sido anfitriones en Chartwell. Simplemente debe serlo.
-(173) Este exilio nos deja cortos de dinero, por supuesto, ya que Winston ya no tiene un salario. Así que mientras yo economizo, él nos apoya a todos con su escritura, ya que 1929 no sólo trajo una pérdida de poder, sino también una pérdida de herencia y de todos nuestros ahorros, debido a la caída del mercado. A decir verdad, es un alivio no tener que estar detrás de él en todos sus eventos políticos, juntas y cenas en las que exalta las virtudes de los valores del partido conservador, que yo no apoyo.
-(174) Por eso, centro una considerable porción de mi tiempo y energía en las necesidades de Winston. Hago los arreglos para que sus baños largos se realicen exactamente al mediodía y a las siete de la noche, a una temperatura entre 33 y 39 grados centígrados. Después de su ritual de descanso del baño, me aseguro que su ropa esté desplegada con una camisa color crema para la mañana y blanca para la noche, que sus periódicos estén planchados, apilados y doblados de la manera correcta, y que sus seis cepillos de dientes estén acomodados de la manera correcta para que los use en su estricta rotación. El almuerzo se sirve a las 1:15 y la cena en punto de las 8:30, aunque Winston no se aparezca sino hasta una hora después. Me coordino con el cocinero para crear menús que contengan los alimentos ingleses que Winston prefiere, aunque me molesten, incluyendo el roast beef y el pudín de Yorkshire, la sopa aguada y el lenguado con su petisús de chocolate, el faisán y el cangrejo. Y me esfuerzo por estar completamente disponible para él cuando sea qué me mande llamar para jugar un partido de besigue por la tarde, como suele hacerlo, o para debatir un asunto de política. Todas nuestras fortunas y alegrías empiezan y terminan en Winston, así que yo lo complazco, sin importar los caprichos de sus humores.
-(177) Abro de par en par las puertas dobles entre el salón y la biblioteca para que vean el árbol de Navidad, encendido con la luz de cien velas de cera blanca. Los niños entra a la iluminada habitación color dorado, con Winston por delante y el resto de nuestra familia inmediata, que consiste solo en nuestros hermanos y sus familias, ahora que nuestros padres han fallecido.
- (217) Winston reclutó al profesor Frederick Lindemann de la Universidad de Oxford para proveer la información necesaria para sus discursos y artículos; y Ralph Wigram, un adorable joven cuya desilución al respecto de estos terribles momentos lo llevó a la muerte hace casi dos años, nos proporcionó información con un gran riesgo para sí mismo y su puesto en la oficina de Relaciones Internacionales.
- (225) Estamos en guerra, Clemmie - Suena sorprendido de mi reacción. - Y estamos brincando al centro de la corriente. A menudo, las batallas se librarán en el aire. Debemos estar preparados y debemos iniciar ahora- dice esto con un tono realista, pero a mí el salto de la declaración a la acción me parece demasiado corto. Me siento vulnerable y expuesta y aun así extrañamente emocionada. Una vez más, como lo hicimos en la Gran Guerra, Winston y yo estamos al borde la historia.
- (236) ¿Cómo debe una mujer apoyar a su esposo cuando es el guardián de la libertad de tu país? Desde el momento mismo en que el rey Jorge VI invistió a Winston con los títulos de primer ministro y ministro de Defensa, pienso en esta cuestión, una que consideré por primera vez hace muchas décadas, cuando Winston inició su ascenso durante la Gran Guerra. Aunque sé que la guía que yo le proporciono en la redacción de sus discursos será ahora más importante que nunca antes, entiendo también - como lo hice durante mis primero días de Winston en el poder - que la brillante habilidad de mi esposo ser objetivo y de diseñar estrategias políticas y militares con frecuencia lo ciega frente a las poderosas necesidades de los individuos que le sirven, así como las necesidades de aquellos a quienes él sirve.
-(241) -Tu trabajo es decir la verdad, incluso aunque las noticias sean funestas, y al mismo tiempo debes inspirar a toda la población británica, no solo a quienes se beneficiaron de la educación pública, como tu usual audiencia parlamentaria.
-(247) -Estarías en un error si creyeras que la única razón por la que estoy bien al tanto de la política y los acontecimientos militares es por la posición de mi esposo. Todos y cada uno de los ciudadanos de este país, incluyendo las mujeres, están necesariamente inmersos en esta guerra. Y ganarla requiere de cada uno de los ciudadanos de este país, incluyendo las mujeres.
-(294) -Bueno, mi respuesta se halla en una cita bíblica que solía usar mi propia madre escocesa: "a donde quiera que tú fueres, iré yo; y donde tú mores, moraré; tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios".-Después añade con suavidad - Hasta el final.
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